martes, 3 de diciembre de 2013


Abrir o habrir.

 

Estoy totalmente de acuerdo con el contenido del texto. Me he visto reflejado en algunas cosas y a su vez espantado por otras, como el caso de Las Palmas de Gran Canaria en donde solo aprobaron 17 de 169 opositores a Policía Nacional. El problema no es solo el hecho de haber cometido las faltas sino estar en desacuerdo con el veredicto que dan los examinadores en estas pruebas.  En este aspecto se ve que la gente se conforma con poco, es como si no se quisiesen hacer las cosas bien (como decía el profesor cuando el de pequeño escribía una carta a un amigo).

El hecho de tener faltas de ortografía en los exámenes, demuestra la actitud que has tenido frente al examen, el no haberlo revisado, el no haberte aprendido las palabras que podían ser mas conflictivas dentro de la materia del examen o muchos otros hechos, dan a conocer la actitud con la que el examinando va a realizar un examen.

En el colegio o en lugares donde esta patente este problema, no se debería permitir estas infracciones. Es necesario respetar la lengua y aprenderla según como esta hecha -sin hacer excepciones a ministros- porque el grado de comunicación que nos permite esta es excelente y no deberíamos rebajarlo. Este aspecto es importante, a su vez, hacérselo ver a los niños porque sino las faltas de ortografía se convierten en algo separado del método comunicativo y en mi opinión es el problema actual, lo cual conlleva a al “todo vale”.

¿De quién es el problema? En mi opinión no es un problema focalizado en una de las partes, educación de la persona o la persona como tal, el problema pasa por ambas partes, por la educación que haya tenido la persona a lo largo de su vida y también por el interés que ponga esta por querer comunicarse, que al fin y al cabo es el objetivo ultimo de la correcta escritura de la lengua.

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